domingo, 8 de noviembre de 2015

Nuestro barrio Malasaña


 Qué suerte la de vivir en Madrid, entrañable por el día e incansable por la noche. Mayor suerte aún es que Antigua Casa Crespo se encuentre en Malasaña, barrio con tantísimos años de historia a sus espaldas y con tanta fama hoy en día. En su origen barrio Maravillas, esta zona de Madrid situada a escasos minutos del centro de Madrid tiene huellas de grandes hechos históricos como la Guerra de la Independencia de 1808. La Plaza del Dos de Mayo hace referencia al Levantamiento con este mismo nombre que fue producido por el pueblo español ante el rechazo a la invasión francesa. En esta plaza se encuentra la estatua de Daoiz y Velarde , generales con gran protagonismo en aquellas fechas. Muy llamativo es el recuerdo que se ha realizado algunos años de este hecho, con una recreación del Dos de Mayo. Destaco también que Manuela Malasaña fue una joven víctima de esta guerra que luchó cuanto pudo y tal como me contaron de pequeña, tiraba  agua hirviendo a los franceses desde sus casa.


Más de un siglo después, Malasaña volvió a ser centro de un gran acontecimiento: La Movida Madrileña. Eran los 80, la Transición marcaba España, además del deseo de los jóvenes de fama y renovación. Madrid estaba pintada de arte y los pinceles bailaban por las calles de Malasaña. Este movimiento comenzó con un concierto en la Escuela de Caminos de los que serían Los Secretos. Era semejante al llamado Madchester, movimiento musical protagonizado en Manchester por grupos como The Stone Roses.
En esta década se trató de dejar atrás la España dictatorial para abrir caminos a la modernidad. Aquellos con ganas de triunfar recorrían los bares míticos del barrio (que permanecen en la actualidad) como la Vía Láctea o el Penta. Destacados son grupos musicales como Mecano, Nacha Pop, Alaska y los Pegamoides, Zombies; literatos como Vicentre Molina Foix o el gran director de cine Pedro Almodóvar que se atrevió también a participar en la Movida como cantante. Fue una etapa en la que se desarrolló una contracultura y que dio fruto a grandes innovaciones artísticas. Unido a este esplendor y renovación, hubo consecuencias negativas como los excesos de droga y alcohol. Un ejemplo de ello fue la muerte del gran Enrique Urquijo (miembro de los Secretos), el cual fue encontrado en la calle Espíritu Santo, que aún le recuerda. 

Nuestra alpargatería tenía ya muchos años en los 80 y estaba consolidada, pero estos excesos crearon un cierto ambiente gris. Martín Garbayo estuvo a punto de echar el cierre debido a aspectos desagradables como las calles repletas de jeringuillas. Pudimos mantenernos al pie del cañón, con visitas como la de la reina Sofía que relataré en un futuro post.


Y  de este modo, hemos acompañado a Malasaña hasta nuestros días. Actualmente pasear por nuestras calles es todo un placer, calles como Espíritu
Santo en las que conviven modernos cafés con locales tradicionales. Barrio preferido de los llamados hipsters y lugar de paso obligado de aquellos que se quieran sorprender. Si os animáis a descubrir los secretos de Malasaña, ¡no os olvidéis de visitarnos! 



Espero que os haya gustado esta entrada como a mí compartir con vosotros mi barrio favorito de Madrid. ¡Hasta la próxima!



 Fuentes de las imágenes:

http://www.voluntariosdearagon.com/wp-content/uploads/2010/05/big2938_1272741991.jpg 

https://www.muralesyvinilos.com/murales/Madrid_skyline_muralesyvinilos_39870095__Monthly_XXL.jpg

http://pedroreina.net/pm/manuelamalasana-med.jpg

http://st-listas.20minutos.es/images/2012-05/329204/list_640px.jpg?1337629331

6 comentarios:

  1. Muy bueno el barrio y mucho mejor el post :) esperando la próxima

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  2. ¡Cuando me pase por Malasaña sin duda tengo que entrar a tu alpargatería! La verdad que conozco muy pocos sitios con tanta historia.

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  3. ¡Wow! No tenía ni idea de la interesante historia que pesa sobre las espaldas de una de las calles más famosas y transitadas de nuestro querido Madrid. Sin duda, la próxima vez que pase por allí, la veré con otros ojos. Y por supuesto, me pasaré por vuestro pequeño gran comercio. ¡Gran entrada!

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